Nacido y criado en Chimbarongo, desde niño aprendió el oficio de la cestería en mimbre. Su padre quién siendo agricultor por los años 60 se convirtió a la artesanía en mimbre, que por aquella poca comienza a tomar fuerza en Chimbarongo, posicionando a este territorio como un ícono de la cestería en mimbre a nivel nacional.

De esta manera observando e imitando los trabajos de los maestros mimbreros, don Ángel comenzó a confeccionar sus primeros baúles y papeleros, que eran las piezas de mayor venta en esos años, principalmente a clientes de Santiago que paraban a comprar a un costado de la Panamericana.

Actualmente tiene su propio taller en su casa y gracias al trabajo en mimbre ha logrado que sus hijos hayan podido estudiar y hoy sean profesionales universitarios.

Pero esto no ha significado que el oficio del mimbre se vaya perdiendo, al contrario, hoy con la ayuda de su hija el trabajo del taller poco a poco se va transformando en un emprendimiento que crece y que va alcanzando nuevos horizontes.